¿No será que a los organizadores del concierto que ofrecerá Beyoncé en Medellín este 22 de septiembre les faltó medir las proporciones? Es decir, una cosa fue la experiencia del año pasado con el MDNA tour de Madonna, que agotó boletería para la primera fecha en unas cuantas horas y que logró que multitudes fuera de Medellín se movilizaran a esa ciudad (desde el resto del país y desde otras latitudes latinoamericanas) para ser testigos de la actuación en vivo de Madonna. Pero esperar que ello se repitiera con Beyoncé parece un poco ingenuo.
Sí, la señora Carter ha vendido millones de copias y ha tenido muchos número uno en Estados Unidos, pero su estatus en la industria de la música con relación a su poder de convocatoria no le da como para emular lo que el año pasado fue el MDNA en Colombia. Por esa razón, hoy, a 6 días del evento, los organizadores y los patrocinadores no saben qué hacer con tanta boleta sin vender, pareciera que hasta por la compra de un bulto de papas en el mercado regalaran una boleta. Lo que indica sin lugar a dudas el encarte que ha resultado este evento.
Uno de los que parece más encartado es Julio Sánchez Cristo, quién no encuentra con qué elogio convencer a sus oyentes de que, en efecto, ver a Beyoncé en vivo vale la pena. Y tal vez sí, pero, ¿quién le invierte a un pasaje de avión y un hotel para darse ese gustico? A juzgar por la regaladera de boletas, puede afirmarse que muy pocos.
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